Una macedonia de kiwi, chirimoya, papaya y manzana
Hoy llegamos al final del ABCdario con tres frutas de lo más exóticas y una que es, para Carolina Harboe, la fruta de todas las frutas y la que nunca puede faltar en nuestra dieta. Atent@s.
W_Kiwi
Esta fruta que contiene la W, debe su nombre a un pájaro de Nueva Zelanda homónimo. Solemos tirar de ella en casos de estreñimiento y resfriado debido a su alto contenido en fibras y vitamina C respectivamente.
Un tema a tener en cuenta es que puede provocar un exceso de histaminas en personas con tendencia al estrés o a las alergias, así que se deben evitar en estos casos.
Eso sí, hay que reconocer que le dan mucha vida a un bol de macedonia o a un batido tipo “smoothy”.
X_’Xirimoia’
Voy a tirar del catalán (mi cuarto idioma por aprender en esta vida) para poder apoyarme en la letra X. La chirimoya es una fruta de la temporada invernal y es de agradecer cuando se reduce mucho la oferta en las tiendas de confianza (las que respetan la temporalidad de la Tierra). Es un poco engorrosa de preparar, sobretodo para los peques de la casa, pero es importante apartar bien las semillas ya que éstas últimas son ricas en alcaloides tóxicos. Una vez preparada la chirimoya, sin sus pepitas, y bañada en zumo de naranja, su dulzor extremo hace difícil creer que también es rica en minerales y vitaminas como el calcio o la C.
Y_Papaya
En tierras centro-americanas es el primer alimento de muchos bebés. Aquí son consideradas fruta tropical para evitar. En realidad, no se deben meter en el mismo “saco” que el mango que es bastante más alergénico. La papaya contiene una enzima mágica llamada papaína que salva a muchas personas con problemas para digerir las proteínas. Dicha enzima se aísla y se encapsula facilitando malas digestiones en casos extremos. La otra opción es comer papaya después de un buen chuletón. ¡De las pocas frutas que recomiendo con el estómago lleno!
Z _Manzana
En realidad prefiero hablar de esta fruta que contiene la Z antes de otros alimentos que empiecen por esta letra porque es un preferido personal. Después de haberme salvado la vida de una diarrea segura en la India profunda, le cogí un cariño bestial a lo que, para mi, había parecido siempre una fruta bastante aburrida. Viene en tantos colores, formas y tamaños con sabor cambiante entre dulce y ácido según la variedad, temporada y momento de recolección y tienen tantas opciones culinarias ¡que ahora forma la base de mi cesta de la compra!
Se pueden rallar y servir con tenedor para observar el paso de papillas a sólidos en los peques, se puede vaciar y hornear con una rama de canela, se puede hacer compota y usar para hacer bizcochos sanos, se puede trocear en ensaladas, copos de avena de desayuno y “dipear” en forma de palitos en mantequilla de almendras para una merienda potente. ¡Estoy segura que de alguna u otra manera se puede incluir en la dieta familiar de forma regular!
Así pues, y con éste personal preferido, llegamos al final de mi ABCedario de frutas y verduras. Espero haber ayudado a inspiraros en la cocina a probar alimentos nuevos de formas variadas porque, una cosa queda claro: ¡en la variedad está la salud!.