Cómo comer sano y que no se resienta tu bolsillo
Regla de oro: no tener la tentación prohibida en nuestra despensa o en nuestra nevera
Parece de cajón que para comer mejor hay que saber comprar. Si llenamos el carro de patatas fritas, galleta de chocolate y de zumos, nos será mucho más difícil resistirnos a estos alimentos en la intimidad de nuestro hogar cuando se despierta la tentación.
Sabemos intuitivamente como comprar para no comer mal pero ¿sabemos cómo comprar para comer bien? A veces, cuando pauto dietas sanas la respuesta que recibo es “¡Pero es mucho más caro comer así!” y están en lo cierto que es posible que sea más caro comer sano, pero ¡todo tiene solución! Hay que saber comprar y planificar.
Para empezar, habría que definir en qué consiste “comer sano” y es posible que estemos todos de acuerdo en que consiste en comer comida de verdad con máxima nutrición y mínima toxicidad, en las proporciones adecuadas y preparada de la forma que pide nuestro cuerpo en ese momento. Teniendo esto en cuenta, os voy a dar unas pautas para que no sufra vuestro bolsillo al a hora de cuidar vuestra salud.
1. Comprar de alimentos temporada: Cada estación del año nos brinda la energía que nuestro cuerpo necesita. Es increíble como los alimentos de verano nos enfrían y los alimentos de invierno, no tanto. El colocar invernaderos y forzar la producción de tomates en invierno aumenta el coste del producto y reduce el valor nutricional del producto final.
2. Comprar local: aparte de ayudar con la economía local y la ecología mundial, estamos asegurando que hay menos tiempo de transporte en el cual perder nutrientes. El dinero que invertimos en ese alimento no irá a pagar tanta gasolina, conductores, almacenamiento…
3. Comprar a granel: existe esta opción cada vez más cerca de ti y algunas tiendas ofrecen servicio a domicilio para evitar que cargues con kilos y kilos de nutrientes. Es la mejor manera de comprar ecológico ahorrando en los costes de empaquetamiento. Es una exvelente solución para abastecer tu dispensa de las legumbres, los cereales, los frutos secos y las semillas que se almacenan tan bien.
4. Planificar las comidas: normalmente basta con saber el día antes lo que piensas comer al día siguiente. Esto da tiempo dejar la legumbre en remojo, sacar del congelador lo necesario, asegurar que tienes todos los ingredientes en casa (incluyendo hierbas y especias), adelantar la cocción de los alimentos más lentos como los cereales, a lo mejor…todo esto ahorra dinero en comidas pre-cocinadas y empaquetadas y asegura que comerás sano ya que no lo estás pensando en el momento de máxima hambre ¡cuando “echarías bocado”a cualquier cosa.
5. Hacer demás y “reciclar”: se pueden añadir lentejas sobrantes al arroz el día siguiente, usar el caldo de la sopa de la noche para darle más sabor al arroz de la comida de mañana, hacer hamburguesas con las verduras sobrantes mezclándolas con copos de avena, saltear los champiñones del día antes con la pasta y una misma salsa puede aliñar un pescado a la plancha y al día siguiente adornar una quinoa con verduras. ¡Imaginación al poder!
Como habréis observado, alguno de estos trucos también os ahorrarán tiempo y todos sabemos que “tiempo es dinero”. Os animo a poner alguno y práctica y a dejarme un comentario con vuestros propios trucos, dudas o consejos.
Tener un menú al menos semanal (yo tengo 4 semanas para el verano y 4 para el invierno) facilita la compra semanal: lo piensas una vez y te sirve año tras año.
Cocinar básicos: freir cebolla o hacer sofrito (yo compro los tomates de 12 en 12) y congelarlo en botes pequeños. Preparar croquetas o buñuelos para no menos de dos comidas; comprar los pollos y los conejos grandes y enteros (troceados a 1/8, por ejemplo) y guardarlos en tuppers una vez cocinados…
¡Claro que sí, Roser! A la hora de congelar, lo ideal es congelar rápidamente y descongelar de la forma más lenta posible. Así minimizamos pérdidas nutricionales. A la hora de re-calentar, mejor en sartén u olla y nunca en microondas!!
Un saludo