*Crónica revisada: esta crónica se publicó originalmente el 11 de mayo del 2016
Podrás encontrar esta experiencia y la de otras familias en nuestra guía gratuita de turismo familiar en Cataluña. ¡Descárgala!
A un paso de Barcelona encontramos las ciudades de Vilanova y la Geltrú, el Vendrell y Castelldefels, tres municipios con gran oferta turística para familias con la playa como protagonista.
A pesar de que sabíamos que el tiempo no nos iba a acompañar demasiado durante todo el fin de semana, llegamos el viernes por la tarde a los apartamentos Atenea Park de Vilanova y la Geltrú, un alojamiento a un paso del Paseo Marítimo con todas las ventajas de un apartamento, los servicios de un hotel y una piscina de vicio donde seguro apetece refrescarse tras un día de playa. Tras dejar los cuatro bultos en la habitación, salimos pronto a pasear y a descubrir la ciudad antes de la hora de cenar: calles tranquilas, un montón de parques infantiles (demasiados si tienes una hija dispuesta a probarlos todos) y un larguísimo puerto donde realizar actividades acuáticas y deportivas para todas las edades y gustos.
Cenamos en La Burguette, donde comimos una rica hamburguesa delicatessen y aprovechamos para planificar nuestra ruta mientras los peques se distraían pintando. A la mañana siguiente, dentro del Club Náutico Vilanova, nos esperaba Xavier de Nàutica Spirit para llevarnos de paseo en velero. El tiempo estaba “que si sí, que si no”, pero finalmente nos lanzarnos a la mar y dimos un paseo por la costa. Júlia estaba emocionadísima y el peque alucinaba con las olas. Tras volver a poner los pies en tierra firme, nos topamos con la feria BlauVerd, una feria del mar y del medio ambiente con talleres para los niños de todo tipo que tuvo a Júlia entretenida pintando, diseñando collares y subiendo a unos caballitos medievales increíbles.
Museu del Ferrocarril de Catalunya
Por la tarde aprovechamos para visitar el Museo de Ferrocarril de Catalunya, un viaje a través del tiempo donde el ferrocarril despierta curiosidad a grandes y a pequeños. Tuvimos la suerte de que ese mismo día había una actividad de cuentacuentos (casi cada domingo hay actividades para las familias, así que lo suyo es, antes de ir, echar un ojo a su web), así que resultó ser el colofón ideal tras subirse a todos los trenes visitables.
De allí, cogimos el coche y de camino al Vendrell, donde un bungalow que Júlia describió como “la casa de los tres cerditos”, iba a ser nuestro hogar la segunda noche. La verdad es que nunca antes habíamos ido de camping con los peques y me pareció una idea buenísima. En el cámping Vendrell Platja lo tienen todo preparado para las familias y nuestro bungalow estaba en una zona tranquila donde los niños pueden jugar libremente, con un jardincito privado y sin coches pasando cerca. Además, paseando por todo el camping (bueno, no sé si lo llegamos a ver todo, porque es enorme), pudimos ver que hay diferentes posibilidades de alojamiento y actividades según gusto y ganas.
A la mañana siguiente nos esperaba Mar y su hija Laia para llevarnos al refugio la Bassa, un hogar animal enclavado en una zona catalogada como refugio de fauna salvaje y de protección agrícola. Allí nos recibió su propietaria Laia, y conocimos a Almodóvar, Gretel, Fermín, Cuchufleta, Berto y muchos más animales, todos ellos rescatados y/o abandonados, que han encontrado en La Bassa su verdadero hogar. Paseamos libremente por su espacio, como lo hacen todos sus habitantes, y descubrimos, además, que la Bassa también es una escoleta, un proyecto de educación viva para niños y niñas de entre 2 a 6 años donde el respeto animal y el aprendizaje activo son sus principales valores.
Ya cuando la lluvia no quiso darnos más tregua, buscamos un plan B donde refugiarnos, y no pudimos encontrar mejor lugar que Vil·la Casals, el Museu Pau Casals donde, a pesar de mi reticencia inicial por entrar en un museo con niños tan pequeños, la verdad es que fue subir el primer escalón y Júlia (y todos) nos dejamos embelesar por los instrumentos del compositor, El Cant dels Ocells de fondo y las preciosas estancias que aún se conservan intactas. Todo un acierto en el que introducir a los más pequeños el arte de la música y la cultura, sin resultar aburrido.
Última parada: Castelldefels
Y para terminar nuestra ruta de fin de semana nos fuimos hasta Castelldefels, una ciudad a 20 min de Barcelona de la que, hasta este fin de semana, solamente habíamos pisado sus playas. Nos alojamos en los Apartamentos Marfina, junto al mar. A media tarde nos encontramos con Inma, de la oficina de Turismo de Castelldefels, que muy amablemente nos explicó la oferta familiar de la zona, sobretodo de cara al buen tiempo: chiringuitos en la playa (que en quince días ya estarán montados), actividades infantiles, biblioteca en la playa para niños…
Tras ello, y como nos quedaba un rato hasta la hora de cenar, aprovechamos para dar un paseo por su extensa playa, recolectando flores y haciendo carreras de una pasarela a otra hasta llegar al Tibu-ron Beach Club, donde tuvimos cenamos un poco de pica-pica buenísimo para todos.
Nuestro último día lo dedicamos al Castillo de Castelldefels, un precioso lugar alzado en el punto más alto de una colina. Con aparcamiento en la puerta (aunque se puede llegar perfectamente a pie desde el centro del pueblo), hicimos una visita guiada muy interesante. El castillo no es excesivamente grande, así que está genial para que los niños se adentren en su historia sin parecerles muy pesado. Además, el espacio está rodeado de un extenso jardín donde, según nos contó nuestra guía Maite, a menudo se celebran conciertos, fiestas y representaciones y escenificaciones de la época. Y, el segundo domingo de mes, hacen jornada de puertas abiertas con actividades familiares, por lo que vale la pena tenerlo en cuenta.
Lo pasamos genial, tres días en familia, con múltiples planes para todas las edades y gustos. Lástima del mal tiempo, que no nos dejó hacer todo lo que hubiésemos querido ni disfrutarlo tanto como con un día soleado y radiante. ¿Lo bueno? Que está todo a un paso de Barcelona, con lo que no tenemos excusa para volver pronto.
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Ver Política de Moderación de comentariosMavi
Una crónica estupenda! Entran Muchas Ganas de Segur tus pasos con Lluvia o con sol este do tan cerca merece la Pena 🙂 la granja y escoleta me Han encantado!!!! El camping de bungalows tambien
Jèssica
Sí! Valió mucho la pena, lástima del mal tiempo. A menudo no valoramos lo que tenemos cerca de casa.
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