¿Quién dijo que las vacaciones de verano son siempre de mar y playa? Hoy quiero compartir con vosotros el destino de la Vall d’Aran, montaña en familia, en verano.

Nosostros optamos a menudo por destinos de montaña para el verano. ¡Cómo se agradece ponerse el pantalón largo unos días y dejar el sofocante calor de la ciudad!

En junio, y por tercera vez, después de Girona y Monnatura Pirineus, con el programa vacancesenfamilia de xanascat, estuvimos de fin de semana en la Vall d’Aran. No me canso de recomendar vacancesenfamilia.

Me gusta que los niños aprendan a “saber estar” en cualquier tipo de alojamiento, compartan su espacio con más familias y respeten unas normas básicas de convivencia.

Y a ellos les encanta comer en bandejas y servir/recoger la mesa, dormir en litera, la salas de juego y las bibliotecas de los albergues. Casi siempre ofrecen la opción de cambiar la comida por un picnic, cosa recomendable si queréis pasar el día fuera.

Ir a la montaña en verano tiene una serie de ventajas: por ejemplo, en el caso de la Vall d’Aran, se abren a la circulación de vehículos algunas caminos, que permiten llegar a lugares como el Santuario de Montgarri, dónde para llegar en invierno hace falta una buena excursión (eso si la nieve lo permite).

El Pla de Beret, por ejemplo, donde se ubican las pistas de esquí de Baqueira Beret, en verano se llena de caballos y vacas, que pastan tranquilamente y sin miedo alguno a los paparazzi. Aunque nosotros no pudimos ir, me consta que el Aran Park también es una buena opción para conocer la fauna de los Pirineos.

Si sois montañeros experimentados, en los lagos del Parc Nacional d’Aigüestortes podéis encontrar nieve incluso en junio.

Nosotros no subimos tan alto, pero sí que encontramos un rinconcito a la sombra donde no se había deshecho del todo.

Además, si el tiempo acompaña, las piscinas municipales son una opción estupenda para refrescarse. El albergue Era Garona, si bien es bastante sencillo en cuánto a instalaciones, cuenta con una ubicación privilegiada, justo delante encontrareis la piscina municipal y para los más aventureros, cuenta con rocódromo.

En nuestro caso el tiempo se estropeó un poco, pero al mal tiempo buena cara (¡y un buen impermeable!). Todo es cuestión de buscar un plan B y actividades a cubierto.

El Palai de Gèu de Vielha resulta una buena opción para los más inquietos.

Para los culturetas, muy recomendables el Musèu dera Nhèu y el ecomuseo Ço de Joaniquet, en Vilamós.

El museo, muy didáctico e interactivo, cuenta con audiovisuales y recreaciones que entusiasmarán a los niños. La casa, impecablemente restaurada, os permitirá ver como se vivía en el Pirineo sin las comodidades y lujos de la vida moderna. Todo el valle está también salpicado de numerosas iglesias románicas.

Aunque la lluvia nos lo chafó un poco, nos atrevimos a acercarnos en coche hasta las cascadas de Uelhs deth Joeu. En un día más soleado, recorrer los alrededores y comer allí un picnic es de lo más recomendable.

Ya veis, no hace falta irse muy lejos, ni en plena temporada de nieve para disfrutar de la naturaleza y la montaña con niños. De hecho, es un buenísimo destino para los que se agobian de playas atestadas, calor y mosquitos.

Si vais, no dejéis de comentar vuestras recomendaciones.