Festivales y FeriasMinipop, festival de música para toda familia en Tarragona

El fin de semana del 31 de mayo, 1 y 2 de junio se celebró en Tarragona el Minipop, un festival de música pensado para niños. El Patronato de turismo de Tarragona nos invitó como familia Mammaproof para conocer el evento.

Llegamos a la ciudad el viernes por la tarde, y después de hacer el check-in y los cambios de habitación oportunos abrimos el kit de bienvenida. En él estaban las entradas al festival y mucha información sobre Tarragona. Durante la cena planificamos un poquito el fin de semana, y en seguida nos fuimos a dormir para coger fuerzas: ¡sería un fin de semana intenso!

El Minipop se inauguró el viernes por la tarde, abriendo una pequeña feria de Minikfrafts, con stands de productos artesanales para toda la familia (galletas, telas, mantas, baberos…)

Pero el recinto del festival no se abría hasta el sábado por la tarde… Así que, después de visitar las tiendas, aprovechamos la mañana del sábado para conocer la ciudad de Tarragona, pasear por su casco antiguo y visitar diferentes restos de su pasado romano (con la pulsera del festival teníamos entrada gratuita).

Después de una siesta para recuperar fuerzas, nos dirigimos al festival propiamente dicho. Unas 8 horas de música non-stop, acompañada de varios talleres para niños: plantas, manualidades, cuenta cuentos, pintura, stencils y una actividad del colegio de arquitectos.

Siendo un espacio tan familiar no podían olvidarse de los más pequeños, para ellos había reservada toda una sección “espai nadó” con un par de cambiadores, talleres de 0 a 3 años y una carpa con alfombra, colchoncitos y una pequeña biblioteca.

Para ofrecer unas actividades de calidad, los talleres tenían plazas limitadas y había que reservar, esto provocó cierto malestar entre algunos asistentes ya que las plazas se agotaron enseguida y  muchos se quedaron sin opciones de participar. La gestión de los talleres es la nota negativa del día, ya que aunque entendemos que se limiten las plazas, en muchos talleres para 0-3 años había niños mayores y eso nos parece hacer un feo a los peques. Además de los talleres, había una zona de picnic con mesas y una barra de alimentación ecológica con unas empanadillas, croquetas y pizza buenísimas!

Dentro del recinto también había varios stands que ofrecían desde merchandising del festival, hasta juegos o varias piezas de ropa, todo a precios reducidos. Y ya al lado de los conciertos, había una barra de bar con precios populares.

Después de cenar, nos fuimos a dormir acompañados por la música del festival que duró hasta la 1h aproximadamente. Tuvimos suerte, ya que nuestra habitación estaba justo encima del escenario pero los últimos conciertos eran más tranquilos.

El festival se cerraba el domingo por la tarde. Así que por la mañana, después de hacer las maletas nos trasladamos al barrio marinero del Serrallo donde se clausuraría el Minipop. Las actividades del día incluían un taller de circo, un espectáculo de cuento teatral, un paseo en golondrina y un vermut con DJ.

Todas las actividades tuvieron mucho éxito, y los viajes en golondrina pronto agotaron los billetes, lo que volvió a acarrear algunas quejas entre los asistentes.

Antes de volver a Barcelona, fuimos a comer un buen arroz ya que el festival coincidió con unas jornadas gastronómicas de este ingrediente. Así descubrimos un restaurante Mamaproof  “El Balandra” del que hablaremos en otra entrada.

En resumen podríamos decir que toda nuestra tribu disfrutamos de un buen festival. El minipop incluye espacios y actividades para mayores y pequeños aunque quizás la mejor edad para aprovecharlo totalmente sea de 3 a 10 años. Todo a precios populares: la entrada anticipada valía 5€, y en taquilla 8€. Creemos que el gran reto de este evento es mantener el nivel de calidad y hacerse sostenible, ya que si sigue creciendo a este ritmo (más de 3000 asistentes este año) corre el riesgo de perder el sentido con el que fue creado.

Queremos agradecer al Patronato de Turismo de Tarragona la invitación, al hotel Imperial Tarraco las facilidades para disfrutar del colecho (en principio nos habían asignado una habitación con camas separadas pero al final nos consiguieron una con cama de matrimonio, una suite con vistas al anfiteatro y al festival) y sobre todo a Iván Rodón, nuestro enlace con el festival, ya que nos sentimos muy acogidos y acompañados por ellos en todo momento.