Muy cerquita de Sant Joan de les Abadesses, en medio del valle del Ter y en la confluencia de varias vías verdes (la Ruta del Ferro, la del Ter…) se encuentra La Batllia, una gran masía catalana que ofrece alojamientos rurales para familias rodeados de vacas y preciosos prados.
Enric y Mª Carme, al frente de La Batllia, cuidan de cada detalle para que los huéspedes se sientan cómo en casa: su enorme hospitalidad, el cariño con el que se encargan de todo y el trabajo diario que dedican a la masia hacen de la estancia en La Batllia una experiencia súper recomendable.
Me cuentan, que la parte más antigua de la casa tiene probablemente más de 500 años y que siempre ha pertenecido a su familia, generaciones y generaciones dedicadas a la ganadería y a la agricultura. Y la verdad es que en la Batllia se respira ese legado.
La experiencia de alojarse en La Batllia
Nada más llegar, nos sorprende el gran cercado donde descansan las vacas y terneros; nuestros niños, como buenos niños de ciudad que son, dan saltos de alegría, ¡vamos a dormir al lado de las vacas! Y es que la experiencia de La Batllia, más allá de los alojamientos en sí, permite entrar en contacto y aprender un montón de cosas sobre la vida rural.
La familia de Enric se había dedicado tradicionalmente a la ganadería y en La Batllia siempre había habido vacas lecheras que se ordeñaban a diario, un trabajo arduo, nos cuenta, y cada vez menos agradecido para los pequeños productores.
Hace ya unos años que la familia decidió apostar por el turismo rural y aunque en La Batllia ya no se produce leche, sigue funcionando como pequeña granja con vacas y terneros, gallinas y campos de cultivo. Creedme si os digo que es un alojamiento ideal para entender mejor cómo funciona de verdad una pequeña granja, si os interesa el tema ¡no dudéis en preguntarles! Mª Carme y Enric estarán encantados de responder a vuestras curiosidades.
Alojamientos rurales perfectos para familias
Además de la vivienda privada de Mª Carme, Enric y su familia, La Batllia dispone de 3 alojamientos en total: dos más pequeños (para familias de 4 o 6 miembros) y uno más grande “La Cabanya” en el que se pueden alojar hasta dos familias (6 o 8 personas). Cada alojamiento es independiente y esta equipado hasta el más mínimo detalle y decorado con mucho mimo.
Las estancias son amplias y muy acogedoras, la verdad es que nosotros estuvimos muy muy cómodos. Si necesitáis barreras de seguridad para la cama, cuna o trona, no dudéis en pedirla porque las tienen a disposición de las familias.
Una zona exterior para disfrutar
El establo y el granero son junto a la masia las construcciones centrales de La Batllia, enfrente y junto al cercado de las vacas, Enric y Mª Carme han habilitado tres zonas de barbacoa y picnic (una para cada alojamiento), os puedo asegurar que es una gozada comer en la mesa al aire libre si hace buen tiempo.

En la parte baja de la casa se encuentra la piscina cubierta (si! con agua templadita!) a nosotros nos llovió mientras nos bañamos y al ser cubierta y climatizada, la verdad es que fue muy divertido.
Además de la piscina, en esa misma parte de la casa podréis encontrar una enorme zona para jugar con hierba, columpios, tobogán, porterías, redes de tenis, pelotas… Ah! Y allí mismo está el gallinero también, en conjunto es una zona súper agradable.
Un entorno para descubrir
Desde La Batllia hay algunas excursiones fáciles que se pueden hacer saliendo desde la masia, nosotros hicimos el paseo hasta Sant Joan de les Abadesses pasando por el puente colgante de madera (a mis niños les encantó), una ruta muy agradable que se puede hacer con niños pequeñitos.

Hacia el otro lado, el paseo os llevará hasta el “Gorg de Malatosca”, una impresionante cascada, que dice la leyenda, es punto de encuentro de brujas y refugio de seres mágicos.