*Crónica revisada: esta crónica se publicó originalmente el 4 de junio del 2015
Siempre he sido de playa, pero desde que soy madre los planes de montaña me parecen lo mejor: Respirar aire puro, conocer los animales de los cuentos, palpar la naturaleza y aprender a respetarla, comer comida “casolana” y poder correr y correr campo a través.
En esta ocasión fuimos a descubrir la Vall de Boí, a tan solo unas 3 horas de Barcelona. Allí pudimos disfrutar de naturaleza en estado puro, joyas románicas y divertidas actividades para peques. La verdad es que no conocíamos esta zona pero nos ha encantado, tanto por su riqueza natural y cultural como por las facilidades que hemos tenido al viajar con niños. Y es que por eso la Vall de Boí tiene el sello de Destino de Turismo Familiar ¡merece la pena hacer una escapada en cualquier época del año!
Llegamos el viernes por la tarde al Hotel Manantial. Un precioso hotel con unos alrededores llenos de árboles, lagos, columpios y saltos de agua. Fuimos directos a la habitación familiar, dónde nos habían dejado cuna y bañera para Gabriel y Claudia tenía su cama “grande” preparada. Por cierto, la habitación estaba al final de un largo pasillo que hizo que Claudia se lo pasara en grande cada vez que íbamos y veníamos.
Cenamos en el mismo Restaurante del Hotel, hay un menú muy variado tanto para adultos (os recomiendo el confit de pato al vino y el brownie con helado de vainilla) como para niños. Igual que el desayuno, completo, tanto dulce como salado y riquísimo todo.
Claudia se hizo amiga de los camareros, que acostumbrados al trato con niños, hicieron que en todos los desayunos y cenas nos sintiéramos como en casa. Fueron rápidos, comprensivos y simpáticos con pequeños gestos que agradeces cuando vas con una niña de 2 años y un bebé de 1 mes. 😉
Visita al centro románico
Empezamos el día en la Oficina de turismo de la Vall de Boí, que se encuentra en el pueblo de Barruera. Allí nos explicaron las posibles excursiones y visitas que se podían hacer con niños.
Lo primero que hicimos fue ir al Centro Románico (Erill la vall). A través de pantallas táctiles, objetos y un audiovisual de 8 minutos (que Claudia miró súper interesada) nos introdujimos al mundo románico.
Después, Ana, la que fue nuestra guía, nos llevo a 3 iglesias (Sta. Eulàlia d’Erill la Vall y St. Climent y Sta. Maria de Taüll) y nos explicó de manera muy amena toda la historia y detalles de cada una.
Y si a priori pensaba que el plan arte y niños tan pequeños no podía salir bien, me equivoqué. Claudia a su manera “disfrutó” de la belleza de este Patrimonio Mundial, siguiendo las “historias” que con paciencia le contaba Ana y mirándolo todo con gran expectación. Lo que más le gustó fue la espectacular proyección (10 minutos) que nos pusieron en Sant Climent de Taüll, ¡la mezcla de colores y sonidos la tubo embelesada! Y Gabriel en la mochilita durmió de lo lindo todo el rato ir en cochecito puede resultar más incómodo por los suelos empedrados).
Después de esta visita nos fuimos a comer al restaurante El Caliu. Un restaurante familiar con tronas y cambiador que está a 5 minutos andando de Sta. Maria de Taüll. Comimos una deliciosa escudella servida en tinaja de barro (¡¡¡Claudia se puso las botas!!!) y unas deliciosas costillas de cordero a la brasa. Lo mejor, las vistas que hay mientras saboreas la comida.
Circuito Termal en Boí
Ya por la tarde regresamos al hotel, donde nos esperaba un circuito termal. Estuvimos en la piscina climatizada y en uno de los jacuzzi. A Claudia ¡¡le encantó bañarse entre chorros y burbujas!! Y ¿a quién no? 😉
Luego, la directora médica del balneario, nos explicó lo que hacen allí: Masajes con aceites esenciales para niños mientras a los padres también nos pueden estar haciendo uno. ¿Verdad que os gusta la idea? También hacen tratamientos con agua mineromedicinal destinados a problemas respiratorios (bronquitis, asma, sinusitis, etc) y de piel (atópica, acné, etc). Tanto para niños como para adultos.
Excursión al Parque Nacional de Aigüestortes
Al día siguiente habíamos quedado con Josep Maria en Boí, el guía que nos acompañaría a conocer la zona del Parque Nacional de Aigüestortes. Cogimos un taxi 4×4 que nos subió hasta el Planell de Aigüestortes (una ruta circular completamente llana y perfecta para los más peques). Para acceder hasta allí hay que ir en taxi (bicicleta o a pie) ya que con transporte privado sólo puedes acceder hasta cierto punto y tienes que hacer el resto andando. Con niños recomiendo coger taxi, vale la pena llegar descansados y poder disfrutar 100% de la ruta. Y si os quedan fuerzas ¡siempre podéis hacer la vuelta andando! 🙂
El sitio es espectacular, hace que se te despierten todos los sentidos, por los colores de la vegetación, los olores, los sonidos de los pájaros y el agua ¡naturaleza en estado puro!
Gabriel fue en mochilita (aunque se puede hacer en cochecito sin problemas) y Claudia lo hizo casi todo andando, parándose a coger piñas, oler flores, ver animalitos,… me encanta que sea tan curiosa, que quiera tocarlo todo y que disfrute tanto en la montaña. Eso sí, ¡volvimos al hotel con dos piñas, un palo y varias piedras! 😉
Aprendimos muchas cosas, como por ejemplo que algunas flores nos indican el tiempo que hará o que los pájaros carpinteros hacen agujeros en los árboles.
Josep Maria nos explicó que, sobre todo con el buen tiempo, se ven muchas familias comiendo o merendando por esta zona ¡un plan que seguro haremos algún día! Tardamos una horita y poco. De vuelta el taxi nos paró a mitad camino para contemplar las vistas y una gigantesca cascada. Recomiendo esta Ruta 100% con niños. La belleza natural que se contempla es difícil de explicar o fotografiar y los niños os harán ver detalles que a los mayores nos pasan desapercibidos.
Respirar aire puro, andar y el cambio de altitud nos abrió el apetito. Comimos en Casa Higinio. Un restaurante sencillo y “casolà” donde puedes ver como te preparaban la carne a la brasa.
Visita al Centro de Fauna del Pont de Suert
Nuestro último plan en la Vall de Boí fue en el Centro de Fauna del Pont de Suert. Un centro de investigación y cría de especies que están protegidas y alguna en peligro de extinción. Allí conocimos a Dèlia una trabajadora social con una vocación y un cariño impresionante por los animales. Desde el primer momento conectó con Claudia. Nos explicó como se reproducían y crecían las truchas, vimos desde las truchas “bebé” hasta las adultas, tocamos una y les dimos de comer. Luego nos llevó a conocer a las nutrias ¡que son divertidísimas! También pudimos ver por primera vez visones europeos y tritones. Fue una experiencia muy instructiva, tanto para adultos como para niños. A Claudia le encantan los animales, así que imaginaros su carita de alegría durante las dos horitas que duró la visita guiada. Se lo pasó en grande andando entre las diferentes piscinas de las truchas y subiendo y bajando por las casitas y los toboganes que hay al lado de las nutrias.
Volvimos a Barcelona con la sensación de habernos oxigenado y de haber roto con la rutina. Lo pasamos en grande de nuestro primer viaje los 4 juntos. ¡Claudia lo pasó pipa y ya de vuelta preguntaba cuando volveríamos! ¡Muchas gracias Vall de Boí por un fin de semana redondo! ¿Quién se anima a esta aventura?
Podrás encontrar esta experiencia y la de otras familias en nuestra guía gratuita de turismo familiar en Cataluña. ¡Descárgala!
¡Comenta!
-

-

-

-

Ver Política de Moderación de comentariosMke84
Precioso lugar
100% recomendable para ir con peques
Gracias por compartir
Noelia
Lo apunto. Tiene buena pinta. Ya os preguntaré en qué época fuisteis Xq se ve todo precioso.
Ester
Pinta muy bien! Nosotros vamos este fin de semana, con nuestros peques de 22 meses y 4 años, a ver qué tal. De todas maneras, creo que sería interesante comentar que el circuito termal no lo dejan hacer a menores de 2 años, según nos han dicho en el hotel, así que esa parte nos la vamos a perder. Una lástima!
Nora
En los taxis que suben a Aigüestortes admiten bebés? Lo llevabais en brazos?