“-Ché, prova”, así decía Joan Iborra cuando ofrecía las horchatas por las calles del Born. El personaje se hizo tan conocido y querido en las calles del barrio que le comenzaron a llamar “El Tío Ché”.
En el Tío Ché, los fines de semana ¡siempre hay cola! Y no es de extrañar porque sirven una de las mejores horchatas de Barcelona. A nosotros nos gustó desde el primer momento por estar en uno de los chaflanes con más encanto de la Rambla, por sus alegres rotulaciones, su escultura del horchatero presidiendo la entrada y su trato familiar.
¿Lo mejor del Tío Ché? hacer la cola entre la gente del barrio, sentar a tu hijo en el mostrador de mármol, ser atendido con una sonrisa y luego comer tu helado en los bancos de las rotondas de las Rambla mezclándose familias, grupos de adolescentes y abuelos: El Tío Ché es intergeneracional.
Para los niños tienen unos pequeños cucuruchos de galleta minis que van de perlas.
Pero no sólo de horchata y helado vive el hombre, cuando no apetece refrescarse, también se puede en el tío ché tomar un vermut con su aperitivo, un delicioso Francfort y una larga lista de bocadillos para degustar en terraza o para llevar a la playa.
Delicioso… y para tí ¿cuál es tu heladería favorita en Barcelona?
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